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lunes, 29 de julio de 2013

Deseo... Deseo...

La habitación era grande y luminosa. Las paredes blancas reflejaban como espejos la luz que penetraba de las dos ventanas laterales. El sofá verde que había adquirido en Asia,  soportaba su peso sin hundirse pero sin ser demasiado rígido; este, rodeado de otros asientos muy exóticos, se encontraba delante de una mesita de café muy moderna con un acabado en aluminio blanco y negro.

Con tranquilidad tomó su taza de té reposada en ella y absorbió el amargo aroma de su té verde. Enseguida notó como el líquido caliente descendía por su garganta acunando el calor en su cuerpo. No pudo evitar suspirar y reconocer su apego a algunos placeres terrenales. Debía odiar todo aquello, pero hacía tiempo que había olvidado ese sentimiento. Para él, ya solo existía desprecio y este, no intervenía en piezas que pudieran reanimar su hastío.

Pronto acabó su bebida y de nuevo el tic tac del péndulo presente en el reloj suizo atronó en sus tímpanos como el sonido más inframundo de la creación. Ahora solo podía continuar esperando, mientras sus pies descalzos recorrían la suavidad de sus alfombras marroquíes y sus ojos recorrían, una y otra vez, cada una de las punzadas de punto de cruz que la conformaban. Era muy aburrido vivir así, tanto que podía dar cualquier cosa por liberarse de esa cárcel, pero no era posible.Ya había entregado lo único que de verdad poseía valor; lo había ofrecido a cambio de algo que ahora constituía su tormento. En que estaría pensando.

De repente notó como el suelo se movía débilmente y después con más fuerza e intensidad. “Por fin” pensó. Ya era hora de salir y tomar un poco el aire, aunque solo fuera por unos escasos e inútiles minutos.

La transición fue rápida; el aire a su alrededor empezó a hacerse denso y pesado hasta que empezaron a sugir ondas que emborronaron el paisaje. Tomó aire y en cuanto las ondulaciones hicieron desvanecer su habitación, su estómago dio un vuelco. Para entonces ya estaba fuera.

Ahora se encontraba donde la tierra y el mar se acariciaban eternamente al ritmo imparable de las olas y del viento. Miró con añoranza el disco radiante e iridiscente que ya se marchaba despidiéndose con el más hermoso reflejo. Su luz anaranjada no solo iluminaba las aguas sino también la ligera arena dorada que absorbía la última calidez del día. Era un atardecer en la playa; algo en su interior se rompió, haciendo que le doliera el pecho. Era tristeza. Pero no, él no podía sentir eso, era demasiado doloroso…

De repente reparó en la persona que le había liberado de su encierro. Junto a él una chica de unos diecisiete años estaba perpleja y asustada tirada en la arena con la boca y los ojos muy abiertos. Su largo pelo negro ondeaba al son del viento mientras su vestido de playa floreado ondeaba al mismo tiempo. Su cara mostraba el más hondo asombro; sus ojos verdes mostraban la extrañeza de quién ve algo imposible y piensa que esta loco, su cara era delgada y alargada, su piel era pálida y sin embargo sus mejillas estaban salpicadas de color rosado, su nariz era grande y respingona contrastando con sus labios gruesos y sus dientes blancos. Era guapa; tal vez en otro tiempo él habría suspirado y soñado con chicas así; en otro tiempo…
Se liberó de todos los pensamientos que aleteaban como mariposas dañinas su mente y se centró en seguir el protocolo que tan bien había recitado millones de veces.
   – Hola – como esperaba la reacción de la chica no llegó – Tienes tres deseos – la chica seguía sin articular un gesto – ¿Me estas escuchando? Tienes tres deseos libres de reglas ¿No quieres nada?

Pareció que la chica despertaba de su letargo pero aún así seguía muy impactada. En realidad a él no le molestaba, siempre pasaba igual, estaba acostumbrado.
    – ¡Eres… eres un genio! ¡Has salido de dentro de una lámpara! ¿¡Estás volando!?

El genio suspiró; limpiando con su puño un sudor inexistente de su frente. No estaba de humor para narrar y hacer comprender a esa chiquilla que era lo que estaba pasando, iba a intentar reducir al máximo.
   – ¿Ves que soy un genio verdad? Turbante, brazaletes, pantalones anchos, chaleco… y sobre todo la pista más importante es que vivo dentro de una lámpara mágica ¿Eso esta claro no?
    – Sí…
    – Pues entonces seguro que has oído hablar de mí en leyendas y mitos. Puedo concederte tres deseos; pide y te será concedido.

La joven se levantó del suelo y después de palmear su vestido; eliminando la arena adherida, obtuvo un tono serio y miró al genio a los ojos.
   – ¿Puedo pedir lo que sea?

Él fijándose en la mirada clara y penetrante de la chica; sintió cierto recelo por lo que desearía, así que se dispuso a aclarar algunos matices de ese “todo”.
    – Todo excepto deseos que interfieran con la vida, la muerte y el amor. Por ejemplo no puedes desear que alguien resucite o que una persona se enamore de ti. Esas son las únicas reglas.

La chica apartó la mirada de los ojos fríos y oscuros del genio y observó el espejo acuoso anaranjado. Él se preguntó en que estaría pensando mientras contemplaba su silueta recortada por su sombra oscura y ondulante.
   – Sígueme.

Así lo hizo el genio; ella recogió la lámpara mágica del suelo y tras limpiarla con la manga los dos se pusieron en camino. Juntos se alejaron de la playa y continuaron por el paseo marítimo hasta que se detuvieron en unos acantilados de roca caliza. La chica se sentó en el borde mismo de este y el genio a pesar de poder levitar se sentó a su lado.
   – Quiero ir al pasado – soltó de sopetón. 
   – ¿Qué?

El genio no se esperaba eso, toda la gente solía pedir dinero en su primer deseo ¿Qué era eso de viajar en el tiempo?
   – No puedes hacerlo ¿o que?
   – Sí puedo pero… ¿puedo preguntar por qué?

La chica se quedó con ojos estáticos mientras limpiaba una mota de polvo invisible de la lámpara. El genio por su parte estaba intrigado; era la primera vez que se encontraba con un caso tan especial; odiaba reconocerlo, pero por un momento olvidó su papel como genio y volvió a sentirse como un chico normal, que escuchaba atento los deseos inalcanzables de una chica soñadora.
   – Quiero rememorar un momento de mi historia. Ya lo entenderás cuando lo veas – sonrió amargamente.
   – Vale, ¿A dónde deseas ir?
   – Al mediodía del 9 de agosto de 2003 en este mismo lugar.

El genio chasqueó los dedos y todo se volvió negro unos instantes; después la luz volvió a resurgir más intensamente y los dos aterrizaron en una mañana de verano resplandeciente. Frente a ellos se encontraba el mismo acantilado pero esta vez no estaban solos. Dos niños cogidos de las manos hablaban con voz suave y mirada alicaída. El genio pudo distinguir en uno de ellos las fracciones sutiles e infantiles de la chica pero el otro; un chico de más o menos su misma edad con el pelo rubio y ojos ámbar; constituía un misterio para él.
   – No puedo hacer nada, mis padres ya lo han decidido – escucharon del muchacho.
   – ¡No puedes hacerlo! ¡No puedes irte…! – la niña empezó a sollozar y el genio comprobó que también a su acompañante empezaban a empapársele los ojos.

Los dos niños se abrazaron en un apreciable apto de cariño.
   – Te prometo que volveré, mis padres no pueden mandarme siempre; en cuanto sea más mayor me escaparé de casa y cruzaré el océano para venir contigo – prometió el chico.
   – ¿Me lo prometes?
   – Te lo prometo – ambos entrelazaron el dedo meñique.
   – ¡Arturo! ¿¡Donde estás tenemos que embarcar!? – la voz aguda de una mujer resonó en la escena.

El niño se separó al fin de la chica y después de dudar un poco le dio la espalda y salió corriendo hacia aquella que sería su madre. Entonces el genio se fijó en que la joven que le había pedido tan raro deseo estaba también llorando y que al ver pasar al niño junto a ella intentó detenerlo sujetándole del brazo; sin embargo, su mano le atravesó por completo y el niño continuó su camino. En ese instante todo se volvió negro de nuevo y en un pestañeó los dos volvieron a su tiempo. 
   – Gracias… – fueron las primeras palabras pronunciadas por la chica.

El genio entendió poco a poco que ese niño había sido amigo suyo (o algo más) y que se había marchado a algún lugar hace años. Por la cara de tristeza que la cara de la joven presentaba; también se podía deducir que no había regresado, a pesar de su promesa.
   – ¿Por qué no deseas que vuelva? – le preguntó el genio; habría sido lo más evidente.
   – No – respondió con seguridad – Tengo miedo… – pronunció en un susurro.
   – ¿Miedo de qué?

El genio no podía entender de que se preocupaba, era cierto que él podría haberse olvidado ya de ella, o que no le interesase volver a reencontrarse, pero todo era mejor que esa espera agónica.
   – El barco en el que Arturo partió – hizo una pausa – sufrió un accidente, no fue muy grave y mucha gente se salvó, pero… otra no pudo. Tengo miedo de confirmar que Arturo ya no está… – rompió a llorar con fuerza.

Él empezó a entender la desesperación de la chica; si pedía que Arturo volviese y su deseo no podía ser cumplido, eso querría decir lo que tanto temía. El genio apretó los puños. Esa chica era una cobarde; prefería seguir esperando eternamente antes de arriesgarse a remover el pasado con dos posibles resultados; encontrar a Arturo o no hacerlo nunca. Prefería la incertidumbre al fracaso.

Un comportamiento muy humano; pensó el genio enfadado.
Ella no era diferente a todas las personas con las que se había encontrado anteriormente. Siempre todos buscan seguridad, bienestar; etc. Renunciando al dolor, la tristeza; etc. Pero… ¿a que precio? Viviendo en la cobardía, en el miedo de perder lo conseguido…

El genio esperó, con los ojos encendidos y el gesto crispado a que la joven parara de llorar. No la consoló. No; la decisión de sufrir de esa manera había sido elección suya y por tanto debía pagar sus consecuencias.
   – Estoy esperando el segundo deseo – dijo cuando ya no pudo ocultar su impaciencia.

Poco a poco la chica fue tranquilizándose y cuando habló todavía algunas lágrimas se deslizaban por su mejilla.
   – Segundo deseo… Quiero que aquí mismo aparezca un faro.
   – ¿Un faro? ¿Se puede sabe para que quieres eso? Ah no espera ya lo sé, quieres que si tu amigo regresa sepa que sigues aquí.
   – Bueno, más o menos. Es como un símbolo, todo barco tiene que regresar al puerto y este se deja guiar por un faro. Yo soy el puerto, Arturo el barco y el faro será el que indique el camino.
   – Muy bonito ¿Pero es qué no sabes pedir deseos? Podrías pedir dinero, fama, poder, ¡podías pedir ser la gobernanta del mundo entero! Y no… ¡tú pides que haga aparecer un estúpido faro!

La furia del genio dejó a la chica callada por unos instantes; sin embargo, no se amedrento y contestó a su crítica con la cabeza alta y voz segura.
   – Prácticamente yo ya gobierno el mundo – sonrió con tristeza – Mi familia posee una de las empresas más desarrolladas e influyentes; nos hundimos cada día en dinero, poder y fama y por eso precisamente yo me ahogo. Todo eso no me sirve para nada; es más, es mi tormento. Por ello; nadie se acerca a mí y estoy siempre sola desde mi niñez. Arturo fue mi único amigo de verdad, un amigo que no me temía por la procedencia de mi familia, ni que tampoco se acercaba a mí por el favor de mi posición. Era amistad verdadera.

Ahora fue el genio el que se quedó sin habla. Intentó ponerse en el lugar de la chica y no le resultó tan difícil sentir lo que ella debía experimentar. Al fin y al cabo su posición se parecía bastante; él entendía muy bien lo que era la soledad a pesar de poseer poder (magia en su caso). Si por alguna razón, en su vida apareciera alguna esperanza que pudiera reanimar su aciaga vida; se agarraría a ella, aunque fuera un clavo ardiendo.

Sin más cavilaciones el genio accedió a cumplir el deseo y en apenas un pestañeo, la tierra del borde del precipicio empezó a temblar y a removerse. La chica se asustó y se apartó, lo cual fue una gran idea ya que en seguida; como por arte de magia (aunque en realidad así era) de la tierra surgió un faro que no paró de crecer hasta que su cúspide se mezcló en el azul oscuro; ya casi negro, del cielo. En cuanto todo quedó tranquilo, la lámpara de este; se encendió, y empezó a girar y girar iluminando kilómetros mar a dentro.
   – Ahí tienes a tu faro – concluyó el genio. La chica parecía contenta.
   – ¡Vamos a subir!

El genio no se resistió, todavía quedaba un deseo y hasta que este no fuera pronunciado el genio debía permanecer al lado de la “afortunada”; además, había que reconocerlo, la vista en la cumbre debía ser absolutamente hermosa.

La chica empujó la pesada puerta de madera que hacía de entrada y accedió al interior. Lo cierto era que la vista no era nada alentadora. En el centro del circulo que formaban las paredes se situaban; solitarias, unas escaleras de caracol negras de hierro que giraban y se mezclaban hasta la misma cima del faro.
   – ¡Vaya! Podrías haber hecho aparecer un ascensor y no todas estas escaleras – le reprochó ella.
   – No puedo leer la memoria, ¡haber especificado antes!
   – Bueno pues ¡adelante!

La chica empezó a recorrer trotando los numerosos peldaños. Por supuesto el genio podía levitar y seguía a la chica por el aire en el hueco del centro que formaba la escalera. Al principio avanzaron a buen paso pero a medida que subían los pasos de ella fueron haciéndose más pausados y su respiración más honda y repetitiva. A mitad de camino tuvieron que detenerse.
   – Necesito… necesito una… pausa – la chica no podía ni hablar ya que sus inspiraciones eran demasiado insistentes.

Había perdido la cuenta de cuantos escalones habían subido, 200… 300… No le extrañaba nada que la chica estuviera exhausta. El genio miró hacia arriba y observó que todavía los escalones parecían no tener fin, tardarían una eternidad en subir todo aquello. En su mente cruzó una idea fugaz y; antes de que se arrepintiera de ello, la puso a cabo, era la forma más rápida de subir al fin y al cabo. El genio se acercó a la chica y la sujetó por los hombros.
   – ¡Eh! ¿Qué haces?
   – A este paso me haré anciano antes de subir; es más rápido ir volando, así que no protestes y quédate quieta.

La chica no añadió nada más y se dejo hacer. El genio no había hecho aquella temeridad en su vida pero alguna vez debía ser la primera. Pacientemente se impulsó con los pies y se elevó como el relámpago; entonces, el paisaje se nubló y el aire golpeó a ráfagas los cuerpos de ambos. En seguida estuvieron en la cumbre.
   – ¡Oh dios! Ha sido genial.

Ella parecía haber disfrutado como una niña con aquel paseo y en cuanto el genio la soltó, corrió hacia el balcón del faro. Ya se había vuelto completamente de noche y la brisa fresca de la noche enfriaba el ambiente. Tal como había esperado el genio, la  vista era genial. A sus ojos se mostraba un mar con unas ondulaciones plateadas que cabalgaban por la ennegrecida superficie. La luna llena causaba reflejos en las aguas tranquilas de la noche lo que acondicionaba a un paisaje todavía más bello y sosegado.

Después de admirar el paisaje, el genio se centró irremediablemente en la chica. Su rostro iluminado por un halo dorado suavizaba sus rasgos y sin embargo su complexión revelaba desasosiego. Pronto el genio descubrió porque.
   – Oye… – comenzó ella – ¿Podrías responderme a algo?
   – ¿Qué es?
   – Quiero saber porque eres un genio, o sea naciste así o algo… – no sabía cómo seguir.

Por su parte él bajó la mirada al suelo. Esas simples palabras le habían golpeado muy hondo; habían dado en el clavo, en el centro de su dolor y tortura. 
   – No te importa.

Por todos los motivos el genio debía estar enfadado; muy enfadado porque una chiquilla entrometida intentara averiguar su pasado, sin embargo solo estaba triste. Por mucho que él hablara y explicara la chica no llegaría a entender jamás lo inequívoco de una decisión que tanto le había marcado y el posterior tormento. Nunca lo comprendería tan bien como él; aunque claro, ella no podía estar en su pellejo de la misma manera que él no podía estar en el suyo ni en ningún otro.
   – No se… Debe ser guay eso de poder volar y cumplir deseos – dijo la chica mientras observaba la lámpara mágica que no había soltado en ningún momento.
   – No sabes nada ¿Te crees que mi vida es fácil? Para tu información no eres la única que lleva una vida desdichada. Yo me paso días y días encerrado en esa lámpara sin poder salir; y una vez que salgo, solo es para cumplir unos deseos estúpidos antes de volver de nuevo a mi encierro.
   – ¿No puedes desear salir?
   – Ojala pudiera, pero mi magia no me sirve a mí, solo a las personas que me liberan.
   – ¿Eso quiere decir que cuando pida mi último deseo la lámpara te absorberá y no podrás salir hasta que otro la encuentre?
   – Eso es – el genio se sorprendió de que lo hubiera entendido tan bien, aunque en realidad todo daba igual, ese sería su destino al fin y al cabo.
   – Pero si yo vuelvo a coger la lámpara…
   – No puedes. Una vez que te conceda lo que quieres, todos los recuerdos sobre mí se borraran de tu mente y tus deseos cumplidos parecerán que siempre han estado allí. Después; la lámpara conmigo dentro, se teletrasportará hacia un sitio totalmente distinto, hasta que se repita de nuevo el proceso.
   – Eso es triste…

Sí que lo era y el genio lo sabía en su propia piel ya magullada por el tormento. A veces, desearía volver al pasado y cambiar aquello, porque no todo no había sido siempre así.
   – No te compadezcas, es mi culpa.
   – ¿Por qué no?

¿Podía contarlo? Tampoco importaba demasiado. Tal y como había dicho él, en cuanto pidiera los tres deseos, la chica se olvidaría del todo de él y de lo que le contase. Si se lo decía por lo menos podría desahogarse.
   – Esta bien te lo contaré – la chica sonrió – Yo antes era como tú, o sea, humano.
   – ¿Sí? ¿Y es siempre así?
   – No se lo que ocurre con los otros genios, te estoy hablando de mi y ¡no me interrumpas!
   – Esta bien, lo siento.
   – Bueno, yo era un muchacho bastante… avaricioso – ya había escarmentado sobre eso y tenía que reconocerlo – Un día me encontré con un genio y; ya te puedes imaginar, me pareció fantástico poder pedir todo lo que quisiera mi codicia – ahora venía la parte difícil así que el genio suspiró para relajarse – Pedí dos deseos y como tú ahora, estaba reflexionando sobre cual iba a ser el tercero. Era el último y sabía que no volvería a tener la oportunidad de pedir lo que quisiese y que fuera concedido. Entonces… – el genio paró el relato.
   – ¿Qué? ¿Qué pediste? – la chica parecía una niña impaciente que esperaba con ilusión escuchar el final de un cuento.
   – Pedí… – tomó aire – Pedí ser un genio. Al principio creí que esa sería la mejor decisión de mi vida. Pensé que así podría continuar cumpliendo todos los deseos que tuviera, podría vivir una vida llena de diversión y alegría sin obligaciones ni complicaciones. Pero me equivoqué. Eso fue lo peor que podría haber querido. Ese deseo… ese deseo me ha convertido en un ser encerrado por mi propia magia; la cual, ni siquiera puede ser utilizada a mi voluntad. Solo puedo conceder los deseos de humanos avaros, tal y como yo fui. Es mi castigo por haber sido tan necio y egoísta.

La chica se quedó muda unos instantes, perdida en el paisaje. Se podía apreciar que el relato la había impactado. Ahora ella también debía de saber, que no era la única que sufría por la vida que llevaba. No iba a ser ella ni la primera ni la última en recorrer los espinosos caminos de la existencia.

La joven levantó la mirada y miró a los ojos al genio, él no se inmutó, no estaba avergonzado por haber detallado su pasado, es más estaba agradecido.
   – ¿Puedo pedir mi último deseo? – dijo ella con voz suave.
   – Claro ¿Que quieres?

Bueno había sido bonito mientras había durado, ahora el genio tenía que despedirse de esa peculiar muchacha y seguir su vida… normal.
   – Deseo que dejes de ser un genio.
   – ¿Qué? – al genio casi se le había salido el corazón del pecho.
   – Es verdad que la vida que llevas es enteramente culpa de ti y de lo que pediste pero, te has llevado una buena reprimenda y ya te has arrepentido de lo que hiciste.
   – ¿Me he arrepentido? – ¿era eso cierto?
   – Claro, porque has tenido el valor de contarlo todo a una desconocida a la que, seguramente, odias por tener que cumplir sus deseos y no los tuyos. 

Era verdad. El chico que era antes jamás hubiera reconocido sus errores, jamás se hubiera rebajado ante los demás y sin embargo ahora lo estaba haciendo. Había aprendido la lección ¡lo había hecho!
   – ¡Vamos! ¿A que esperas para cumplir mi deseo? Quiero que vuelvas a ser humano.
   – ¿Estas segura? – preguntó – Es tu deseo y deberías pedir algo para ti.
   – Tranquilo te exigiré algo a cambio no te creas – guiñó un ojo.

El genio estaba emocionado y no pudo evitar que una lágrima traicionera se deslizara por su mejilla. ¿Era todo eso verdad o solo era un sueño? ¿Podría escapar de una vez de esa cárcel mágica? ¿Podría vivir de nuevo? Era todo tan increíble y… real.

El genio chasqueó los dedos y en un instante pudo comprobar como su poder, su magia, lo abandonaban. Pudo sentir como su cuerpo se hacía pesado y aterrizaba en el suelo desde el cual ya nunca se elevaría. Notó como sus ropas de genio desaparecían dejando resurgir prendas de un chico normal y por último, comprobó como la lámpara que sujetaba la chica en sus manos, estallaba rompiéndose en mil pedazos que cayeron desde el precipicio hacía el mar, desapareciendo para siempre. Porque ya nunca volvería a ser un genio. Nunca.
   – ¿Qué tal?

La chica estaba feliz y por ello una gran sonrisa coronaba su rostro. Una sonrisa que combinaba maravillosamente con la del genio, que ya no lo era; ya solo era un chico normal como cualquier otro.
   – Esto es… genial… yo nunca podré agradecerte…
   – ¡Para! No te pongas en plan sentimental, te dije que quería algo a cambio.
   – Esta bien ¿Que quieres? – su sonrisa se borró un momento pero no su alegría. Todo favor requería una compensación claro esta.
   – Tu vida era desgraciada y yo he conseguido que no lo sea, así que quiero que tú también mejores la mía.
   – ¿Qué tengo que hacer exactamente?
   – Una cosa muy sencilla… Tienes que ser mi amigo. Ya sabes que me quejo de no tenerlos y no es que pretenda sustituir a Arturo pero así sería más… llevadera su espera. 

¿Solo eso? Una cosa tan sencilla e insulsa aparentemente pero ¿No era la amistad el remedio contra la soledad? Lo era y por ello ahora dos personas solas y taciturnas se unían, para vivir en la amistad la alegría y el compañerismo. Esa demanda no era una obligación, más bien era lo que él necesitaba después de vivir en un encierro continuo.
¿Por que la vida le recompensaba ahora por todo lo que había sufrido? Tal vez porque rectificar los errores y ser cada día mejor era el mejor y más justo camino.
   – ¿Trato hecho? – le preguntó la joven.
   – Trato.
   – Bien – no podía disimular su entusiasmo – Me llamo Alisson. ¿Qué tal amigo? –le tendió la mano mientras sonreía.
   – Alisson… – lo repitió con cierto gusto. Su primera amiga. – A mi puedes llamarme Adrián. – ambos se estrecharon la mano.

Así comenzó la cura de sus corazones, y su antídoto era la amistad. 


Y si tú tuvieras tres deseos... ¿Qué pedirías?

martes, 16 de julio de 2013

Useless Dispute

- No eres tan diferente a mí y lo sabes. Al fin y al cabo tú también haces daño a la gente.
+ Yo no les hago daño.
- Sí que lo haces.
+ Yo… a veces no puedo evitarlo, las cosas no salen siempre como deberían. Pero tú… en tu caso no hay fallos, eres un bárbaro implacable.
- No puedes entender la felicidad de quién disfruta del dolor ajeno.
+ Eso no es felicidad, es solo un espejismo efímero e insaciable.
- Que más da, siempre se puede alimentar al hambriento pero es mucho más difícil consolar al enfermo.
+ Las heridas se pueden curar con paciencia y… AMOR.
- ¿Más AMOR? ¿Para qué? ¿Para volver al principio? ¿Cuándo entenderás que esa espiral inacabable siempre llevará al mismo final? Hay mucha gente que lo ha descubierto y por ello lo único que alberga ya en sus corazones es el ODIO. Tu misma esencia se convierte tarde o temprano en la mía.
+ Lo mismo ocurre al contrario. El ODIO pesa demasiado en el corazón, es corrosivo y tarde o temprano te destruye. El AMOR es un soplo de aire fresco que reaviva al alma con su delicado roce. Sabes… es cierto que no somos tan diferentes, muchas veces yo me convierto en ti y tú te conviertes en mí. Es un ciclo.
- Un ciclo que por mucho que nos quejemos no podemos romper.
+ En ese mismo proceso está la vida. Unas veces se ama y otras se odia, si no hubiera alternancia ¿Dónde estarían los sentimientos? Todo sería lineal e idéntico. Todo estaría MUERTO.
“El amor le preguntó al odio: ¿por qué odias tanto? Y el odio respondió: porque una vez ame demasiado”

sábado, 13 de julio de 2013

One Lovely Blog Award


Bueno para quien no lo sepa este es un premio que esta circulando por la red y que cada vez esta cobrando más fuerza. El objetivo es dar a conocer blogs con gran calidad pero que acaban de salir y por ello tienen poco difusión. Yo he sido premiada (bien!!) y por tanto voy a seguir la cadena del concurso.
                                            
Las reglas de este premio son:
- Nombrar y agradecer al blog que te concedió el premio
- Hacerte seguidor del blog que te concedió el premio
- Responder a las 11 preguntas que te hace
- Conceder el premio a 4 blogs que te gusten, que acaben de empezar, que tengan pocos seguidores…
- Hacer 11 nuevas preguntas a los nominados
- Informarlos a cada uno de ellos

Nombrar y agradecer al blog que te concedió el premio:


Agradezco a Mery (http://unatormentaunmundoyunaidea.blogspot.com.es/) que me haya nominado a este premio ya que es una forma sencilla y rápida de divulgar la existencia de nuevos blogs con mucho potencial. Además ya se sabe lo difícil que es arrancar y popularizar una idea aunque sea muy buena J
Por todo ello gracias y espero que este premio siga circulando por mucho tiempo.

Hacerte seguidor del blog que te concedió el premio


Yo ya era seguidora de Mery antes del premio así que este apartado esta cumplido pero bueno ya que hay que cumplir algún requisito prometo que lo visitaré más a menudo y pondré algún que otro comentario en las entradas (sé lo importante que es la opinión del lector)

Responder a las 11 preguntas que te hace


    - ¿Qué tipo de libros sueles leer y porque?

Suelo leer libros románticos mezclados con fantasía, el amor sobrenatural me encanta. Los libros cuanto más inverosímiles mejor.
Razón: Como digo en mis datos personales de este blog, la realidad me aburre y por eso busco lo fantástico casi rozando los límites de lo absurdo porque ¿la realidad la vivimos cada día no? Lo fantástico es lo único que solo puede ocurrir en un libro. Con el romance ocurre más o menos lo mismo ese amor que surge en los libros es casi (espero) imposible en la realidad.
Resumen: Leo para evadirme a la vez que me divierto aprendo y siento emociones nuevas.

    - ¿Recuerdas cual fue el libro que te hizo ser amante de la lectura?

¡Por supuesto jamás lo olvidaría! Un verano de 2011 cuando yo y Memorias de Idhún tuvimos el primer encuentro… Desde ese momento me enamoré de la lectura (y de algún que otro personaje jaja) y ya no puedo vivir sin los libros xD

    - ¿Qué te gusta escribir (Novelas, Relatos, Poemas…)?

Escribo de todo pero creo que lo que más me gustan son los relatos (además para mí es lo más sencillo) ya que en ellos puedes hablar de una cosa y después acabar y empezar otro hablando de otro tema… En la novela debes continuar siempre una línea argumental, no puedes saltarte a otra historia de repente ( xD eso sería una locura) y en los poemas… bueno es difícil explicar lo que se siente de manera poética y en unos cuantos versos.

    - ¿Has pensado en dedicarte profesionalmente o es solo una afición?

Claro que lo he pensado (¿quién no??) pero todavía soy joven y no me quiero romper mucho la cabeza con eso ya que sé que es difícil ser escritor y con estos tiempos que corren… Puff el tiempo dirá.

    - Si tuvieras que elegir a 3 escritores preferidos ¿Cuáles serian?

Voy a mencionar dos porque el tercero no lo tengo claro:
- Laura Gallego (ella me inició en el campo lector y me gustan todas su obras)
- Lauren Kate (me enamoré perdidamente de la saga Oscuros)

    - ¿Te has presentado algún concurso literario? Y si no lo has hecho ¿te gustaría?

Este mismo año me presenté a un concurso de microrelatos y lo gané!! Aquí mismo en mi blog tenéis mi relato ganador llamado “¿Lo importante?” (http://memoriesofmyheart10.blogspot.com.es/2013/04/lo-importante.html)

    - ¿Qué prefieres los libros o las películas de los libros?

La verdad es que reconozco que cuando veo la película de algún libro ya no leo el libro ya que siempre hay opiniones muy negativas sobre la adaptación y no quiero llevarme luego un disgusto. Además también es verdad que quiero leer muchas cosas y si ya he visto la película puedo descartar al libro como posible lectura (intento reducir mi lista porque es muyyy larga)
Hace 2 añitos que me introduje en el universo lector y por ahora ningún libro que haya leído lo han adaptado a película así que tendré que esperar haber que me parecen esas conversiones libro-película.

    - ¿Cuál es la peor película sobre un libro que hayas visto?

Como he dicho antes no he visto ninguna así que no puedo criticar.

    - ¿Crees que el cine depende de los escritores o que los escritores dependen del cine?

Creo que son dos cosas distintas e independientes pero si vamos a relacionarlas creo que (con todo el dolor de mi alma) los libros dependen del cine para volverse famosos. Esta no es una regla general por supuesto, pero cualquier escritor sabe que muchas personas no leen ( las odio =@) pero sin embargo van al cine así que una historia y un autor se hacen conocidos rápidamente por su película gracias a espectadores que jamás han leído nada ni que leerán.

    - ¿Cómo sueles inspirarte? ¿Espontáneamente, con música, leyendo…?

En el mismo momento de la escritura necesito una concentración total, una reunión intima conmigo y mi teclado pero antes de ponerse a escribir por supuesto me inspiro leyendo mucho (todo lo que puedo XD) La música también me ayuda y también tengo que mencionar a los mangas y animes que veo que también aportan ideas.

    - Y por ultimo ¿Como seria tu mundo perfecto?

(Vaya pregunta…) Yo creo que mi mundo perfecto sería aquel en el que fluyera la magia. Una magia poderosa que pudiera transformar el mundo a mejor cada vez y que hiciera a las personas felices. ¡Me encantaría que cualquiera deseo (que fuera honesto sino la magia no funcionaría) se hiciera realidad! En resumen, me gustaría un mundo cambiante para bien en el que la pobreza, el odio y todos esos sentimientos negativos no existiesen.

Conceder el premio a 4 blogs que te gusten, que acaben de empezar, que tengan pocos seguidores…


Mis nominados (no están ordenados por orden de preferencia que quede claro):

http://maybedreamingwithyou.blogspot.com.es/

http://dontyouknowyoudrivemecrazy.blogspot.com.es/

http://dulceprimavera-alh.blogspot.com.es/

http://poisonthroughmyveins.blogspot.com.es/

Mis preguntas para vosotros son: 


    1.  ¿Cuál es tu libro favorito? ¿Por qué?
    2. ¿Con que libro te has sentido más identificado/a?
    3. No hay que juzgar a un libro por su portada pero ¿Qué libro para ti tiene la mejor portada?
    4. ¿Por qué te gusta escribir?
    5. ¿Cuándo escribes que sientes? (satisfacción, alegría, liberación…)
    6. ¿Qué piensas de los escritores, crees que es una profesión bonita, fácil, difícil, valorada…?
    7. ¿Has probado alguna vez a escribir un libro? 
    8. Si has contestado que si a la pregunta anterior… ¿Cuáles son los problemas y dificultades que te has encontrado?
    9. Si has contestado que no a la pregunta 7… ¿Por qué no lo has intentado?
   10. Si pudieras introducirte en un libro y vivir su historia ¿En cual te gustaría sumergirte?
   11 Si pudieras transformarte en algo ¿en que seria? (una persona, un objeto, un animal, algo fantástico…)

sábado, 4 de mayo de 2013

¡No!


Un callejón sin salida me mostró mi caída.
Estaba perdida.
La oscuridad se acercaba,
me atrapaba.

Jamás conseguiría escapar,
de esa inmensa maldad.

La luna no iluminaba.
Las estrellas no se encontraban.
¿Cómo poder observar,
aquello que se acerca sin más?
Estaba a mi lado pero a la vez alejado.

Hacía tiempo que no paraba de desear.
No podía aceptar,
lo que no debía pasar.

Ya nada podía evitar,
en esta vida injusta y sin piedad.
Solo quedaba esperar,
el irremediable final. 


martes, 23 de abril de 2013

¿Lo importante?


Días caminando sin sentido, horas buscando aquello que anhelaba ¿Qué deseaba? Casi lo había olvidado. “Siempre” recordó.

Otra puerta apareció ante él, otra construcción divina como tantas otras que ya había observado. Entró y sus ojos replicaron al percibir la oscuridad reinante, su garganta también se resistió. De un brasero brotaba profusamente un humo intoxicante. Cuando sus ojos se hubieron habituado a la penumbra, vio que los asistentes eran unos ancianos que pronto confundió con los que había encontrado el día anterior, hasta que un examen más detenido le sacó de su error. No eran los ancianos. No eran los eternos que le habían advertido de los peligros de la vida que él quería vivir.
“No podrás soportarlo” le dijo uno de ellos nada más verlo entrar.
“Crees que es tan fácil” dijo otro.
“Quiero hacerlo” siempre les respondía él.

Ahora estaba seguro que había llegado a su última prueba. No había duda. Delante de él le observaban atentamente las estrellas fugaces que cumplirían su deseo. Era todo tan imponente y poderoso que no tuvo más remedio que bajar la vista hacia el suelo.
“Qué deseas mortal” le preguntó uno de ellos con una voz que retumbó en toda la estancia.
“Quiero la inmortalidad” respondió sin rodeos.

Una risa ronca y sonora resonó
“Todos queréis lo mismo, ¿Por qué quieres ser eterno?”
“Quiero vivir para siempre”
“Eso es la definición de lo inmortal no por qué deseas serlo”

Tragó saliva.
“No quiero morir, quiero disfrutar de la belleza de la Tierra todos lo días de la eternidad”
“No sabes lo que vas a encontrar más allá de este mundo”
“Vosotros lo habéis creado y quiero disfrutar de vuestra infinita misericordia”

El silencio se adueñó de la sala.
“Está bien, pero antes debes pasar una pequeña prueba”
“Estoy conforme” estaba tan emocionado que quería acabar lo antes posible.
“Dime lo más importante de la vida, si aciertas serás inmortal, sino morirás”

Se quedó pensando, mirando la forma de sus zapatos ¿lo importante?
“Lo importante es… el amor…”
Antes de que acabara de pronunciar la última palabra se esfumó de allí. Había perdido. Ningún mortal sería capaz de averiguar lo más importante de la vida. Para ellos, la vida era un regalo corto y escaso que se les concedía con condiciones. La respuesta solo la poseían las divinidades, los mortales jamás llegarían a entender la importancia de aquello que pueden poseer tan corto tiempo.


lunes, 18 de marzo de 2013

Eternal Dream


El viento azotaba con fuerza el débil cristal de la ventana causando un gran estrépito que no me dejaba dormir. Cada vez que un trueno retumbaba en mis oídos no podía evitar temblar. Tenía miedo a las tormentas de rayos.

En cada estruendo la habitación se iluminaba con una luz fantasmal y efímera. Pronto no pude evitar alargar mi mano hacia el interruptor de la luz; sin embargo a pesar de pulsarlo varias veces la luz no se encendió. La tormenta estaba dejando lucir sus consecuencias.

Me escondí bajo las sábanas intentando recuperar algo de seguridad. Ya sabía que no iba a poder dormir hasta que la tormenta aminorase así que debía pasar ese tiempo de alguna manera sin poner a prueba demasiado a mis nervios.

Al cabo de un rato percibí los tentáculos del sueño introduciéndose en mi consciencia. Cada vez me sentía más relajada y distante del mundo despierto; sin embargo la tormenta apareció de nuevo impidiendo que entrara en el paraíso de Morfeo. El fuerte viento y la insistente lluvia había provocado que la ventana de mi cuarto se abriera de par en par y que se agitara deseando volar entre la tempestad. Emití una especie de gorgojeo de fastidio y me levanté para cerrarla.

Parecía que el mundo estuviese derramando lágrimas de dolor y rabia.

Luché contra el aire y cerré la ventana. Al conseguirlo me di cuenta de que con solo acercarme a la abertura hacia el temporal había conseguido empaparme hasta los calcetines. Hacía un aguacero de leyenda. Bostecé y me dispuse a introducirme de nuevo en mi cama pero al girarme vi algo. “Una alucinación” me impuse nerviosa cuando la luz del trueno desapareció internándome en la oscuridad. Esperé con el corazón encogido a que la luz apareciera de nuevo para asegurarme de que en mi habitación no había nada.

Al retumbar otro trueno me di cuenta de que no había nada en mi habitación.
Era “alguien” quién estaba frente a mí en esos instantes.
   – ¿Quién eres tú? ¿Cómo has entrado? – le pregunté con voz temblorosa mientras me alejaba.
   – Nunca he salido de aquí – su voz era profunda y magnética – Y no tengo nombre.
   – ¿Cómo que no tienes nombre y que no has salido de aquí? No te conozco y jamás te he visto.

Estaba a punto de salir a correr. Solo era capaz de ver sus movimientos durante el par de segundos que duraba la claridad y eso no me relajaba. Además cuando era capaz de vislumbrarlo, tampoco me solucionaba nada, ya que iba vestido de pies a cabeza de negro e incluso con una capucha que tapaba su rostro. Era difícil distinguir si era o no un simple fragmento de oscuridad.
   – Sal de aquí o gritaré – le amenacé simulando seguridad.
   – ¿Quieres que me vaya? – su tono de voz sonó está vez diferente, más agudo, me pregunté como podía hacer eso.
   – Claro – le dije deseando que se marchara de una vez.
   – No creo que sea lo mejor.

Me asusté hasta el límite de empezar a respirar con dificultad. Otra vez su voz había cambiado y no solo el timbre; estaba segura de que había pasado de la gravedad del tono de un hombre a la agudeza del tono de una mujer.
   – ¿Cómo haces eso con la voz…?
   – Yo no tengo voz.

No sabía que hacer, era verdad que su voz cambiaba cada vez que hablaba y eso no era de nada normal. Empecé a recorrer la habitación con la vista cuando era capaz de ver, para encontrar un espacio libre por donde huir.
   – ¿Quieres escapar? Lo entiendo, no debería haberme presentado ante ti.
   – Vete de aquí ¡Socorro, Socorro que alguien me ayude!

Empecé a gritar esperando poder despertar a mis padres que estaban en la habitación contigua. Chillé y chillé hasta que mi garganta se quedó sin voz pero nadie pareció escucharme. Con la excepción del zumbido de la tormenta, no percibí ningún otro ruido, lo cual era imposible encontrándome en una casa en el centro de una ciudad.
   – Déjalo, es inútil, aquí estamos sólo tú y yo.
   – Eso es mentira – le respondí con dificultad.

Salí mi cuarto dirigiéndome a la habitación de mis padres sorprendiéndome de que no me lo impidiera. Atravesé el corto pasillo y abrí la puerta. La cama estaba vacía, es más, estaba perfectamente hecha. Eso era absurdo. Antes de acostarme les había dado las buenas noches y ambos estaban ya acostados. Salí de allí y bajé las escaleras de dos en dos hasta dirigirme a la cocina; no había nadie, al comedor; no había nadie, al salón; no había nadie y por último al cuarto de baño y también estaba solitario. Ya no sabía donde ir, todo eso no podía ser verdad.

Cuando escuché los golpeteos de unos pies en la escalera; pensé en seguida en que podían ser mis padres, pero pronto reflexioné y salí de mi error llenándome de una sensación de angustia. Como un pajarillo encerrado fui hacía la puerta y salí de mi casa. Recorrí la acera hasta llegar al límite que la unía con la carretera. Me quedé de piedra. Ni un coche ni una persona la atravesaba. “Esto es imposible” me dije mientras todo yo se empapaba con el fragor de la lluvia. Pronto escuché un chapoteo en la lluvia a mis espaldas.
   – Te dije que estamos solos – dijo ahora con una voz infantil.
   – ¡Déjame! ¿Qué eres tú…? – le pregunté ya sin fuerzas.
   – Soy parte de ti. En realidad una parte que puedes odiar y a la vez querer.

Me giré para ver como la realidad se reía de mí; para asimilar como un loco había venido a mi casa y estaba haciendo real todo aquello que me contaba. Parecía cosa de magia. 
   – No me queda tiempo, debo irme.
   – Eso es lo que quería que hicieras desde que has aparecido – le dije con total sinceridad.
   – Volveré a aparecer pero nunca como ahora. Ha sido una mala idea. La próxima vez me someteré a tu voluntad sin reparos.
   – ¿Qué voluntad?
   – La de tú subconsciente.
   – No lo entiendo.

No obtuve respuesta, sin embargo aquel, aquello o lo que fuese que tuviera delante, se retiró la capucha que le cubría la cara. Cuando la claridad de un rayo me permitió ver, pude mirar con horror como su rostro cambiaba cada segundo. Cambiaba conjuntamente; un pelo diferente, unos ojos diferentes, una boca diferente… Unas fracciones diferentes en cada instante. De anciano pasaba a niño y de niño a adulto. Cuando sus rasgos cambiaron hasta ser idénticos a los míos no pude evitar gritar.
   – Buenas noches.

Dijo con mi voz antes de qué todo se tambaleara a mí alrededor y desapareciera.

--

El despertador sonó con su habitual pitido. Un sonido que odiaba sobretodo por la hora que mostraba; las 7 y media de la mañana. Con un largo y profundo bostezo lo apagué y me hundí de nuevo en mi confortable cama. Tenía demasiado sueño esa mañana y adiviné que la tormenta me había tenido en vela demasiado tiempo, aunque ahora, como podía comprobar a través de la ventana, hacía un día esplendido y soleado. La cabeza me palpitaba tal vez por el insomnio, sino fuera porque tenía que ir al instituto, no me hubiera levantado.

Al final, me quedé demasiado tiempo en la cama. Dándome prisa con toda la voluntad de mi alma, me vestí dando traspiés y balanceándome de un lado a otro. Rápidamente cogí mi mochila y antes de salir atropelladamente, miré por la ventana. No paraban de sonar cláxones de coches y parloteos y risas de gente. Había un gran atasco en la calzada tanto de vehículos como de personas. Me pregunté de nuevo el hecho de rendirme y asimilar de una vez que no llegaría a tiempo a clase y que era mejor quedarse en casa. Sin embargo el deber era el deber y finalmente salí de mi cuarto y de mi casa para navegar en esa marea humana. 


“Haz de tu vida un sueño y de ese sueño una realidad”

Los sueños que nos atrapan cuando dormimos es el tema de este fragmento. Sin embargo esta vez la figura del sueño se personifica. A la chica de este fragmento mientras duerme (aunque ella no lo sabe) se le aparece un ser que en realidad es sus sueños pero en ese momento, como dice él, no está sometido a la voluntad de su subconsciente. Por ello el individuo no tiene ni voz  ni rostro porque este varía según las fantasías que tenga ella. Al final del texto, el sujeto admite que ha sido inútil aparecer con libertad propia y promete que no lo volverá a hacer ya que acepta que no puede hacer nada para escapar de su voluntad. Cuando llega la mañana, la chica sigue con su vida y no recuerda para nada lo que ha pasado en sus sueños, cosa que pasa también en la realidad.

En resumen, la verdadera finalidad de este relato es reconsiderar la figura de los sueños porque, aunque parezca mentira, es otra vida paralela a la real.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Hacia el cielo


+ Mira ves aquella.
- ¿Cuál?
+ La que brilla más, allí a la izquierda.
- A sí ya la veo.
+ No te parece hermosa.
- No parece lo es.
+ Tienes razón, me gustaría poder llegar a tocarla con mis dedos.
- Eso es imposible, es inalcanzable.
+ Por eso quiero atraparla, porque sé que no puedo hacerlo.
- Dicen que querer es poder, pero lo imposible, imposible se queda.
+ Es una pena… ¿Crees que llegará ha extinguirse algún día?
- Quizás ya lo esté.
+ Eso no puede ser, todavía soy capaz de verla.
- Eso no quiere decir nada. Tal vez lo que ves solo sea un rastro de lo que fue.
+ Quisiera conocer todos sus secretos, quizás sea algo místico.
- Quién sabe todos los secretos que nos guarda la naturaleza.
+ ¿Podría ser…?
- Te gusta demasiado soñar, solo es un cuerpo celeste.
+ Pero tal vez sea el alma de una persona fallecida ¿No te gustaría pensar que nuestros seres queridos después de dejarnos nos observan desde el cielo?
- Eso es tan bonito como improbable.
+ Eres un pesimista ¿Y que pasaría si cada estrella fuera la alegría de un deseo cumplido?
- Pues entonces los agujeros negros llegarían y las absorberían y eso sería la desgracia ¿no?
+ Lo dicho, eres un aguafiestas.
- Vale, vale lo intentaré yo si insistes… ¿Y si las estrellas fueran el recuerdo de cada uno de los besos lanzados con amor hacía otra persona?
+ ¡Pues eso sería genial! Ves no cuesta nada fantasear.
- Sí tú lo dices.
+ La vida es demasiado aburrida para tomársela en serio, por ello para escapar de esta realidad tenemos la imaginación. Ya lo he decidido, quiero ser astronauta.
- ¿Astronauta? ¿Para qué, para ver las estrellas?
+ No. Quiero ver con mis propios ojos que esta bóveda azul que esta noche nos cubre no tiene fin. Quiero descubrir que nada en este mundo nos lleva a un callejón sin salida.
- ¿Quieres saber si todo es eterno?
+ Sí y No. Me encantaría descubrir que siempre hay un camino que seguir, pero si no puedo averiguarlo, lo que quiero es soñar que es posible.
- ¿Desechas la realidad?
+ No. Cambio MI realidad. ¿Qué es la realidad? Es simplemente lo que nosotros queremos hacer de ella. El lema es: TODO ES REAL HASTA QUE SE DEMUESTRE LO CONTRARÍO.